1. Mezcle las yemas de huevo, el azúcar y la harina de maiz con ⅓ de la leche. En un cazo, hierve el resto de la leche con la ralladura de un limón y la canela.
  2. Después de 3 minutos, aparte del fuego y quite el limón y la canela.
  3. Ve añadiendo muy despacio la mezcla del huevo sobre la leche utilizando un colador para asegurarse que no hay grumos.
  4. Coloque el cazo otra vez en el fuego y, sin dejar de remover, espere hasta que hierva.
  5. Una vez que la mezcla ha empezado a espesar, apártalo del fuego y ponlo en recipientes individuales para que enfríe.
  6. Para un resultado auténtico, esparza un poco de azúcar y caramelízalo con un soplete de cocina o bajo el gratinador del horno.